GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE (2)
Incontables veces hemos visto en mil y un películas esa escena típicamente americana en la que algún oficial del ejército estadounidense se presenta en casa de la viuda correspondiente a llevarle las malas noticias y a presentarle sus condolencias, siempre de uniforme ahí en el típico porche de la casa blanca de turno, quitándose la gorra... Ahora bien, rara vez en estos episodios se da el caso de que el oficial en cuestión le haga entrega a la familia de un reloj que lleva siete años viajando por el mundo en anos ajenos. Un macguffin como otro cualquiera para una película saturada de macguffins, digresiones y, por supuesto, monólogos brillantes. Tan brillantes que es muy difícil quedarse con uno, así que no descarto que vayan apareciendo más. La película es evidentemente PULP FICTION, y la secuencia aquella en la que Christopher Walken le entrega a un Bruce Willis en edad escolar el reloj fatídico que desencadenará una increíble sucesión de absurdos acontecimientos. Un reloj comprado por su abuelo en Knoxville, Tennessee (ciudad natal de Tarantino).
Para los no anglófilos, la versión doblada al castellano está aquí.
Para los no anglófilos, la versión doblada al castellano está aquí.
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