6-6-6: CAMINO A GUANTÁNAMO
1.
1898. Año aciago para España donde los haya. Durante la Guerra de Cuba, la flota estadounidense encargada de abordar y tomar la ciudad de Santiago de Cuba, se vio de repente sorprendida por el típico huracán de mucha risa de esos que tanto abundan en el Caribe. Ante la necesidad de un refugio en el que resguardarse del temporal, los aguerridos U.S. Marines recurrieron a la cercana Bahía de Guantanamo, por su estupendo puerto interior. Los valientes siervos del Tío Sam desembarcaron allí con éxito, si bien no pudieron avanzar mucho más hacia el interior porque la resistencia española les dio de hostias hasta en el DNI. Tal fue el vapuleo que si los españoles no echaron a los americanos al mar, fue porque intervinieron los combatientes cubanos y les salvaron el culo.Cuando terminó la guerra, con la expulsión del glorioso ejército español, los yanquis pensaron que aquel enclave en el que llevaban ya una temporada estaba de puta madre para sus barcos y tal, así que aprovechando la firma de los acuerdos de paz correspondientes (de esos que siempre se hacen al final de las guerras para repartirse el mundo con un mapa, una escuadra y un cartabón) se lo quedaron para ellos para hacerse una base naval muy chula. Dicha base naval ocupa hoy casi toda la línea costera de la Bahía de Guantanamo, y alberga la célebre prisión para terroristas internacionales en la que, como confirma el presidente Bush, se trata a los internos de forma "humanitaria y acorde a lo dispuesto en la convención de Ginebra". Nótese que mientras que los norteamericanos tienen el control de la Bahía, la región de Guantanamo, así como la ciudad homónima, siguen perteneciendo a Cuba, con sus 208.000 habitantes y su puerto de Caimanera. El Diplomaster nos informaba recientemente de que cuando los cubanos izan la bandera cubana siempre dejan una pequeña fracción de la misma sin extender del todo: la correspondiente a la Bahía de Guantanamo.
2.
Julio del año 2004. Estoy paseando por el parque Ueno, en Tokio. No son ni las once de la mañana y hace un calor tan atroz que se te nublan los sentidos y el entendimiento. Los parques en Japón son siempre silenciosos como tumbas, con claros y explanadas abiertos y anchos completamente al sol, con estanques y riachuelos en los que se abren las flores de loto de par en par. Apenas hay transeuntes, excepción hecha de los mendigos de turno con el camping-gas y el anciano de turno barriendo las hojas secas, todo en plan bucólico. No sé si los lectores habrán experimentado alguna vez la horrible humedad del calor asiático. Yo puedo dar fe de que es un calor de pesadilla. Sudas tanto y tan rápido que cualquier prenda que lleves puesta está destinada a acabar siendo un Spontex agarrotado en menos de un par de horas. El aire es tan denso que te cuesta hasta respirar. En las zonas con vegetación densa y riachuelos, como el parque Ueno, suelen acumularse insectos de toda condición, insectos mutantes de especies totalmente desconocidas para el gaijin pringao desorientado. Si uno sufre de pánico total a los insectos, libelulas y demás bichejos voladores, como es mi caso, pasear por estos lugares de peregrinación y reposo suele convertirse en algo cercano a un vía crucis. No pasarían más de un par de días y ya nos hallábamos unos 400 km. al sur, en Himeji, recorriendo nada menos que un Jardín Botánico. Sí, sí, un Jardín Botánico. Supongo que os hacéis cargo. Y cuanto más al sur, más calor. Mi compañero de fatigas, al verme sentado a la sombra en un soportal con la botella de agua y una toalla en la cabeza, totalmente derrotado como persona, me dijo, mientras yo trataba inutilmente de esquivar alguna libelula zumbona: "Kahuna, tío, tú no puedes ir a Vietnam. En serio, tú no puedes ir al Trópico ni de coña, tío. Ya sabes, por los insectos. Te da un chungo el primer día".
3.
4 de junio de 2006. Bilbao. Estoy en los cines Renoir. La película escogida para la ocasión es THE ROAD TO GUANTANAMO, una mezcla de documental y ficción en la que el siempre sorprendente Michael Winterbottom nos describe la brutal injusticia de los métodos de la prisión de Guantanamo desde el punto de vista de tres tíos que son inocentes y no han participado en ninguna acción terrorista. Con lo cual no es de extrañar que los crímenes sean injustos, porque claro, si se aplican a inocentes... Merecería la pena que alguien describiera estos hechos con algún protagonista culpable, aunque sólo sea para subrayar que lo inaceptable no es sólo la falta de presunción de inocencia, sino los castigos en sí. La película comienza con tres tíos de Birmingham que se van a Pakistán y se montan su viaje en plan aventura mochilera (a pesar de que se supone que van invitados a una boda, pero en fin...). Duermen en mezquitas, y viajan en autobuses y furgonetas de particulares. Uno de ellos cae enfermo, con fiebres muy altas, y acaba en un infecto hospital afgano delirando. Quizás por algo que ha comido, o por el agua, quién sabe... Milagrosamente se recupera. Pero eso no es nada comparado con lo que les espera en la prisión de Guantanamo. Una de las torturas a las que se ven sometidos consiste simplemente en dejarlos a pleno sol con la cabeza afeitada, de rodillas y con las manos esposadas a la espalda. Evidentemente el solazo que pega por aquellas latitudes es tan bestial que no ha de pasar mucho tiempo antes de que pierdan el conocimiento. En otra escena una tarántula se introduce sigilosamente por la noche en la celda de uno de los prisioneros, antes de ser violentamente pisoteada por la bota de un Marine. Porque sí, allí en Cuba, al parecer, además de insectos a porrillo, también hay tarántulas de las gordas. Y escorpiones. Y en general toda una serie de animalillos que si se te meten en la cama por la noche puedes acabar sufriendo un colapso nervioso con su mera contemplación. Supongo que el Trópico, y la jungla, es lo que tienen.
4.
Llega el veranito, la jornada continua, el ir a trabajar de día, y la gente empieza a cambiar de temas de conversación, centrándose cada vez más en el siempre ansiado asunto de las vacaciones. Que si me voy a coger el hotel en Canarias a media pensión, que si me voy a Punta Cana a tumbarme a la bartola, que si me voy a coger una cogorza histórica en las fiestas de mi pueblo de la provincia de Palencia... Por no hablar de las clásicas conversaciones sobre los precios de los vuelos, que si yo he conseguido una oferta cojonuda a Londres en Internet, que si me he pillado uno de esos de Vueling tirados de precio... Los currelas intercambian consejos sobre tal o cual destino, en plan "oye, tú que estuviste en Turquía, ¿qué circuito es mejor, el de nueve días o el de quince?", y demás. Por algún extraño cruce de casualidades, rara vez encuentro yo a alguien en mi curro que me pueda aconsejar sobre los viajes en los que yo me involucro. Bueno, eso cuando no me involucran otros o directamente me hacen el lío. En esos foros y listas de correo de la red de redes ya empiezan a surgir todo tipo de opiniones sobre la verdadera esencia semántica de cada viaje, entendido como una elección más en la que poner de relieve el perfil social y psicológico de cada cual: el del que se va al Caribe, el de Salou, el de Budapest y Dubrovnik... Dime dónde vas de vacaciones y te diré quién eres. Hace menos de una semana, mi querido compadre Ismael, recién llegado de Oriente Próximo, decía: "De todas formas no solo puedes pillarte una malaria o la encefalitis nipona esa que mencionas. Que me se de uno que volvio a España con una hepatitis de aupa seguramente contraida por comer algun alimento contaminado. Y es que eso es lo peor del sudeste asiatico, esa constate alerta para no comer nada crudo (olvidate de las ensaladas), ni que te pongan hielos en la cocacola, lavarte los dientes con agua mineral, comer solo fruta que puedas pelar, etc. De todas formas estas medidas de higiene no las haces pensando en las enfermedades de primera division sino en las mas rupestres y habituales, porque estas de viaje en cualquier parte del mundo y te entra una cagalera vulgaris y te jode tres dias seguidos a base de suero sin salir de la habitacion del hotel".
Yo, que soy profundamente hipocondriaco, leo esto y empiezo ya a sentirme chungo viendo venir mi próxima excursión al Trópico. Empiezo a hacer la lista de la compra de todas las drogas, legales o no, que serán necesarias. Empiezo a encomendarme a todo el Santoral y, si te descuidas, a mirar los trámites administrativos para la repatriación del cadáver. Empiezo a verme a mí mismo como un cutre aspirante a Indiana Jones luchando contra hordas de mosquitos gigantes de la jungla, presa del miedo más inaudito. Tan sólo unos días antes, en el mismo foro zombi, leo con estupor a un hombre de ciencias: "quiero decir, ya se que no salgo de casa, pero si dos tios se van a Cuba sé que van a penetrar coños como posesos". Que bueno, a lo mejor es el punto de vista socialmente aceptado entre los navarros. E incluso, quién sabe, es posible que tenga razón.
5.
5 de Junio de 2006. Barakaldo. Nuestro contacto de confianza de la sucursal de Viajes Marsans teclea aceleradamente datos y códigos en busca del vuelo perfecto. Estoy sentado frente a él, junto al Sultán Abdul Hamid II y el compañero de fatigas mencionado en el punto 2 de este mismo post. Hace aproximadamente 26 grados en la calle. Hace tan solo media hora, en Bilbao, el Sultán se quejaba enérgicamente "del puto calor que hace". Los otros dos sujetos nos mirábamos de forma cómplice pensando telepáticamente: "Este se va a cagar". El contacto nos saca el billete más barato disponible para viajar a La Habana en tan concurridas fechas. Nos dice:
- Pues me extraña que te vendan este vuelo sin más, que no te pidan una noche de hotel. Antes para entrar en Cuba tenías que tener una noche de hotel, si no no entrabas.
- Ya, bueno, es que nosotros siempre hacemos los viajes así... Ya sabes...
- A lo que salga...
- Eso
- Ya, ya... Pues si queréis os cobro ya...
- Vale, oye, ¿y lo de las vacunas y eso?
- ¿Para ir a Cuba? ¡No, hombre, para eso no hay que vacunarse de nada!
- No, es que como no sabemos ni dónde hostias vamos a ir ni cómo, pues no sé, a lo mejor en la jungla... Porque allí todo es jungla...
- Da igual, hombre, no hace falta... Hombre, si preguntáis en Osakidetza, os van a decir que os vacunéis de todo, claro, hasta del Tetanos...
- Hombre, pues igual entonces...
- Que no, hombre, que ni puto caso...
- Ah, vale... Oye, pues gracias por todo...
- Nada, hombre. Ya me invitáis a un kalimotxo en fiestas de Erandio...
- Ah, bueno, siendo así...
Tras efectuar la compra, y arrepentirnos internamente unos cinco segundos después, volvemos a Bilbao a sentarnos en una terracita y tomarnos unas cervecitas. Todo el mundo pregunta a ver a qué lugares de la isla vamos a ir, en qué medio de transporte nos vamos a mover, dónde vamos a dormir... Nosotros, como somos de Bilbao, les contestamos con arrogancia que Dios proveerá y que eso enseguida se soluciona, aunque secretamente nos estemos viendo empapados en sudor en mitad de la jungla con un coche averiado y un desequilibrio estomacal agudo, producto de la combinación del calor, la humedad, los nervios, el ron, la cerveza, el arroz con frijoles, y el agua no potable previamente ingerida. Los más paranoicos incluso nos vemos rodeados de todo tipo de aterradores insectos tropicales y llenos de misteriosas picaduras y magulladuras de origen desconocido. Para combatir los malos augurios, trato de evadirme apuntándome a la siguiente ronda gratuita de cañas.
- Joder, macho, que peligro tenéis vosotros. Tened cuidao, a ver si vais a acabar en Guantanamo...
6.
6 de junio de 2006. Por algún motivo, el catarro que ya tenía se me acrecenta durante la noche. Paso una de esas noches de mierda oscilando entre el sueño y la vigilia. Sudando y despertándome cada diez minutos para toser como un condenado. Me levanto para ir a currar. Me levanto el día 6 del sexto mes del 2006, coincidiendo con esa premonitoria fecha de connotaciones diabólicas y con el estreno del remake de LA PROFECÍA. Me levanto, para ser exactos, a las seis de la mañana. Puede que todo esto de los seises sea una mera majadería o puede que encierre algún significado profético que no alcanzamos a comprender. Yo mismo no comprendo muy bien de qué va lo que tengo en la cabeza: estoy en un estado permanente de atontamiento, congestión y confusión, pero por el motivo que sea, vengo a Vitoria-Gasteiz, me siento delante del teclado y escribo este post.
9 Comments:
Como ha conseguido reunir en un sólo post la Guerra de Cuba, un jardín botánico japonés, mis tarántulas, Guantánamo, al pequeño Damien, y la Habana lo ignoro, pero gracias por el viaje.
Y felices vacaciones cuando se produzcan. No será tan grave ;)
Aún pasará algo hoy...
Yo tampoco lo tengo muy claro. Sabía que había algún tipo de vínculo entre todos estos acontecimientos y recuerdos de los últimos días, por eso me puse a escribirlos. Aunque no sé si al final he llegado a alguna parte... Gracias por valorarlos, en todo caso.
"Nosotros, como somos de Bilbao, les contestamos con arrogancia que Dios proveerá"
¿No fue eso lo que dijo el que se metió en la jaula del león el otro día?
A disfrutar de los mojitos y las jineteras, y luego a hacer la correspondiente crónica para que la disfrutemos los demás.
Sí, vais a acabar en Guantánamo o en cualquier otro lío :)
Pero no os preocupéis, q con mis poderes de probabilística inversa ya haré algo para sacaros del embolado.
Q casualidad, precisamente ese mismo día estaba teniendo yo una discusión sobre el acorazado del Maine... Y me salieron con q ht fue uno de los prolegómenos de la Guerra de Vietnam (lo q no entendí muy bien es cómo).
Ahí tiene otro elemento para cerrar el círculo de su post.
Muy bueno.
Very nice site! »
Guantánamo Electoral (Candido Conde Pumpido dixit)
Seis de junio de 2007, fin del alto el fuego permanente de la ETA
anton lavey
angeli bianchi diavoli neri
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