Thursday, February 23, 2006

PELÍCULAS INCREÍBLEMENTE EXTRAÑAS

2. EL MÁS ALLÁ (1981)


Al contrario que a otros compatriotas suyos como Dario Argento o Michele Soavi, al pertinaz Lucio Fulci rara vez se le tiene como autor o como cineasta personal con un estilo propio, sino más bien como al típico destajista que trabajó durante años en la industria de la exploitation italiana, facturando tres o cuatro títulos al año sin despeinarse. Un todoterreno que lo mismo te hacía westerns, pelis futuristas, thrillers eróticos, dramas de época, comedias, giallos o pelis de terror. Es lo que fue, en el fondo. Por eso tratar de seleccionar expresamente aquellas obras de su filmografía que realmente merecen la pena resulta una labor tan estoica como satisfactoria. Más allá de sus contribuciones a otros géneros populares, Fulci ha dejado huella sobre todo en el cine gore más brutal y exagerado, siendo sus obras más celebradas las que podríamos encajar en su etapa de Terror Gótico, por llamarla de alguna manera. Para entendernos, aquellas pelis que dirigió entre 1979 y 1983. Este lustro que aportó quizás las creaciones más brillantes de su carrera coincide también, y no por casualidad, con los años en los que más prolífica fue la producción italiana de género fantástico de serie B. A partir del éxito cosechado en taquilla por la seminal NUEVA YORK BAJO EL TERROR DE LOS ZOMBIS (a su vez una estrategia para explotar el éxito que tuvo en Italia el film ZOMBI de George Romero), los productores italianos de serie B se lanzaron como locos a hacer películas de zombis de todo tipo y condición, dando lugar a uno de los subgéneros más descacharrantes y divertidos de toda la historia del cine palomitero: el de los zombis italianos. Simultáneamente se hacían pelis de caníbales, o de caníbales con zombis, o de zombis radiactivos, o de cualquier cosa en la que pudiera salir algún zombi, aunque no viniera a cuento para nada. Transcurridos estos años el filón de los zombis se agotaría, como ya se agotó en su día el del western, o como se acabaría agotando el de la comedia picante de destape o el del erotismo y sus Emmanuelles varias. Pero mientras duró, Fulci fue probablemente el director que facturó los ejemplos más emblemáticos del género.

Si echamos un vistazo a este llamado ciclo de Terror Gótico, que comprendería títulos como MIEDO EN LA CIUDAD DE LOS MUERTOS VIVIENTES, AQUELLA CASA AL LADO DEL CEMENTERIO o IL GATTO NERO, vemos que Fulci trabajó siempre a destajo y rodeado de más o menos los mismos colaboradores, auténticos profesionales de la industria que sin duda tuvieron su parte de responsabilidad en la génesis de este escalofriante legado: el guionista Dardano Sachetti (también colaborador de Argento), el director de fotografía Sergio Salvati, el compositor Fabio Frizzi, el productor Fabrizio De Angelis (exploiter de zombie-movies italianas por antonomasia), y un reparto formado por actores británicos o australianos de segunda fila (Catriona MacColl, David Warbeck, Patrick Magee) y secundarios italianos de los de toda la vida (Veronica Lazar, Ania Pieroni, o el bizarrísimo Al Cliver, omnipresente sidekick de cualquier peli de género de la época en papeles absurdos como ayudante del policía, enfermero del hospital, y demás).


Pese a estar hablando en todo momento de films surgidos comercialmente a la sombra de las pelis de George Romero, en realidad las películas de zombis italianos, sobre todo las de Fulci, poco tienen que ver con las del barbudo director de Pittsburgh, tanto en estilo como en contenido. Donde Romero expone incómodas metáforas socio-políticas o plantea parábolas sobre las desigualdades sociales de Norteamerica, Fulci apenas ofrece nada más de lo que se ve en pantalla: relatos de terror gótico con un gusto constante por lo surreal, lo pictórico, lo atmosférico. Títulos como el que hoy nos ocupa fusionan a la perfección el sadismo y la barbarie del cine gore más repulsivo con una atmósfera de relato lovecraftiano de horror, en el que lo mismo te aparecen mediums, que rituales arcanos, que Libros Esotéricos Prohibidos, espíritus o demonios. Donde Romero identifica a esas masas con los adormecidos y aborregados ciudadanos norteamericanos de la clase trabajadora, Fulci dibuja a sus muertos vivientes como la expresión del nihilismo y el absurdo más absolutos. Están ahí porque sí, y no tiene ningún sentido, no se sabe de dónde salen, pero están ahí y vienen a por ti. Esto, que normalmente se suele ver como una falta de sofisticación y de complejidad, y por ende, de calidad cinematográfica, puede ser perfectamente una virtud para los amantes del género que no deseen historias reflexivas con dobles lecturas, sino simplemente historias de ambientes tenebrosos, eficaces y convincentes, directas al estómago.

Para el público actual, acostumbrado al formato narrativo del cine de terror moderno, resultará complicado traspasar la barrera del caracter de "italianada" que destilan este tipo de films en cuanto le damos al Play, un caracter anacrónico que nuestras mentes del siglo XXI atribuyen de forma inconsciente a la astracanada, la imitación mal hecha de un modelo americano, el cutrerío y el descojono generalizado. Ahí están para recordárnoslo esos efectos especiales caseros tan alejados de lo digital, esos zooms constantes a los ojos de los personajes, esa música chirriante con sintetizadores, esos contínuos errores de raccord, esos escenarios aquejados de una falta terrible de verosimilitud (esos barrios de la periferia Romana que pretenden ser Los Angeles o Philadelphia, esas cuatro mesas y sillas mal puestas que se supone que son una comisaría de policía, etc.), esos constantes cabos sueltos en el guión o conexiones ilógicas entre una secuencia y la siguiente (normalmente debido a recortes de metraje de última hora por motivos de distribución), y hasta esos errores lingüísticos en los carteles (como ese asombroso letrero colocado a la entrada del depósito de cadáveres de EL MÁS ALLÁ que reza alegremente "DO NOT ENTRY"). Sin embargo, una vez que logramos asumir estos factores como rasgos de estilo propios de esta corriente artística en concreto, en vez de como intentos torpes y ridículos por imitar al modelo americano, el visionado de estos films resulta terriblemente más fascinante.


En ocasiones se ha acusado a las pelis de terror de Fulci de tratar de parecer americanas a base de emplear intérpretes angloparlantes y rodar los exteriores en Nueva York, Nueva Orleans o Londres, cosa que tendrá, evidentemente, su propósito comercial en el mercado americano (el público estadounidense, siempre tan acostumbrado a ver reflejado en la pantalla un mundo que es exactamente igual al que les rodea, se muestra más reticente a consumir productos ambientados en Roma o Turín), pero que en ningún caso invalida el caracter notablemente latino de este tipo de cine. No hay más que ver las películas para darse cuenta de que eso no se parece en absoluto a una película norteamericana al uso, por mucho que salga el Puente de Brooklyn o los semáforos con la señal del "DON'T WALK". En el caso concreto de EL MÁS ALLÁ, relato en la tradición del gótico sureño ambientado en Nueva Orleans, incluso los escenarios parecen más mediterráneos, con esas casas coloniales, plantaciones, clubs de jazz, la presencia del mar y el viento... Por otro lado, si existe realmente una influencia clara de las obras americanas en las italianas de segunda fila, no resulta justo tampoco olvidar la influencia que el cine popular italiano ha tenido en el norteamericano: sin entrar ya en terrenos como el del spaghetti western o el cine negro francés, lo cierto es que las películas de Fulci han dejado huella confesa en cineastas estadounidenses tan variopintos como Tobe Hopper, William Lustig o el mismísimo Quentin Tarantino, gracias a cuya distribuidora Rolling Thunder pudo verse por primera vez en los States una versión íntegra y remasterizada de EL MÁS ALLÁ.

De entre todas las películas de zombis y terror sangriento que se produjeron en Italia durante estos años, EL MÁS ALLÁ es sin duda una de las mejores, si no la mejor de todas. Tampoco sé si encajarla como película de zombis, porque los zombis en el fondo son lo de menos. En el guión original de Dardano Sachetti, de hecho, ni siquiera aparecía ningún zombi, pero el mandamás Fabrizio De Angelis se empeñó en que para venderla en toda Europa lo importante era que salieran zombis por algún lado, que era lo que estaba de moda, así que se metieron. La sinopsis del film, por otro lado, es de manual de guión de terror de toda la vida: tenemos un hotel antiguo en Nueva Orleans, y a una protagonista (Catriona MacColl) que hereda el hotel, vaya usted a saber cómo. En realidad, dicho hotel está construido sobre una de las Siete Puertas del Infierno que hay en la tierra, por lo que ya la gente que se acerca al lugar tiene especial predilección por sufrir todo tipo de accidentes y muertes horribles en circunstancias de lo más macabras. Por supuesto, el lugar no está exento de antecedentes tenebrosos: allí vivió un pintor que era en realidad el Guardián de la Puerta del Infierno, pero los supersticiosos lugareños lo acusaron de brujería y lo ajusticiaron allí mismo, en una de las habitaciones del hotel. El caso es que, como ya podréis suponer, la nueva inquilina no tiene ni puta idea de nada de esto, así que se pone a restaurar el edificio con el objeto de montarse allí el chiringuito, cuando poco a poco empieza a morir hasta el tato de las formas más rocambolescas. Alguien ha dejado la puerta abierta y el Mal se va colando poco a poco hacia el mundo de los vivos, hasta el punto de desatarse una invasión de zombis en toda regla. Ayudada por un médico de un hospital cercano (David Warbeck), la nueva dueña de tan diabólico establecimiento hostelero tratará de huir como sea de las Fuerzas del Mal, pero obviamente ya es demasiado tarde.


Co-producida con inversores alemanes, escrita en seis putos días y rodada en no mucho más tiempo con la irrisoria cantidad de 580 millones de liras (unos 450.000 dólares), EL MÁS ALLÁ es uno de esos milagros que sólo los italianos parecían capaces de hacer en la época, una de esas pelis que salen muy bien de puta casualidad, porque desde luego si surgió fue única y exclusivamente por motivos comerciales. La producción original del ZOMBI de George Romero, que no era precisamente una superproducción de Hollywood que digamos, ya contaba con el triple de presupuesto. En el audiocomentario que se incluye en la edición de Anchor Bay en DVD, David Warbeck cuenta cómo la noche antes de empezar a rodar la película aún seguían escribiendo el guión para quitar y poner cosas que por problemas financieros hubo que cambiar, y que cada día iba al set sin tener ni puta idea de qué coño se iba a rodar, le daban allí mismo justo el cacho del guión que se iba a hacer ese día y se iba aprendiendo el texto sobre la marcha. El resultado es tan confuso y atropellado como cautivador, uno de esos ejemplos de cine hecho sobre la marcha que aprovecha inteligentemente sus carencias para hacer de ellas su mayor virtud, envolviéndolo todo con un halo surrealista y fantasmagórico que a la postre acaba siendo lo mejor de la función. A Dalí o a Buñuel les habría encantado EL MÁS ALLÁ, por todas las sorpresas que contiene. De entre todas, podríamos destacar las siguientes:

- El ambiente onírico de la historia, ya fuera casual o pretendido. Al igual que sucede en ese testamento kubrickiano que fue EYES WIDE SHUT, el hecho de que los personajes se muevan todo el rato por los mismos decorados (el hotel, el hospital, la casa de Emily y para de contar), siempre rebotando de un sitio para otro, da a la obra una atmosfera irracional a medio camino entre el sueño y la vigilia. En su intento inútil por escapar de la amenaza del Más Allá, los protagonistas acaban caminando en círculos, volviendo constantemente al punto de partida. Todo ello unido a la cámara fluida, y a escenas como la del primer encuentro de Emily (Cinzia Monreale) en esa carretera recta hacia ninguna parte en mitad de los diques, desemboca en esa atmósfera pesadillesca inconfundible.

- El retrato casi imperceptible de Nueva Orleans, la llamada Big Easy, con esos pantanos, esas plantaciones, esos sótanos inundados, esas casas del French Quartier...

- El fatalismo o determinismo con el que se conducen los personajes. En el cine de Fulci los protagonistas no son héroes que luchen contra la amenaza, sino víctimas que tratan de escapar sin ningún éxito. Las conclusiones son tan pesimistas como las de los films de Romero, pero al contrario que en estos, los personajes no plantan cara a los muertos con montones de armas, sino que simplemente no hacen nada salvo tratar de huir hacia ninguna parte y contemplar una tras otra las diversas escenas de muertes repugnantes y evisceraciones varias que Fulci va repartiendo aquí y allá. Los personajes son seres totalmente monócromos y pasivos: les pasan cosas, pero ellos no reaccionan contra ellas. Como buenos habitantes de Nueva Orleans, se toman las cosas con calma. Mientras que los personajes de Romero son auténticos "survivors" natos a los que aún les queda una brizna de esperanza, para los de Fulci no hay nada, el No Future más absoluto.


- El mundo interior del Más Allá, esa escena en la que los protagonistas finalmente cruzan el espejo para encontrarse dentro del cuadro del pintor Schweick, rodeados de esa especie de cadaveres petrificados, como los de las víctimas del Vesubio. Fulci rodó aquella escena con auténticos vagabundos que trajeron de la calle, les dieron abundantes cantidades de alcohol de garrafón y les pusieron ahí a aguantar el temporal.

- La siempre inquietante presencia de Veronica Lazar como tenebrosa ama de llaves, repitiendo el papel que ya hiciera para Dario Argento en INFERNO (película con la que EL MÁS ALLÁ comparte no pocas similitudes, desde los créditos sobre fuego al Libro de Eibon oculto en una biblioteca).

- La muerte del arquitecto (Michele Mirabella) en mitad de la biblioteca, atacado por la plaga de tarántulas (algunas de ellas reales). Una de esas muertes absolutamente absurdas en las que Fulci se recrea hasta lo malsano para luego olvidarse del personaje por completo y no volver a mencionarlo, como si no hubiera pasado nada. ¿Acaso nadie encuentra el cuerpo? ¿Cómo puede reaccionar el encargado de una biblioteca que se va a comer y cuando vuelve se encuentra en mitad de la sala a un individuo devorado por una horda de tarántulas asesinas?

- La brutal secuencia del asesinato de Emily por parte de su perro lazarillo, que se le lanza violentamente al cuello. Secuencia, por otro lado, calcada tal cual de la que rodó Argento en SUSPIRIA.


- La amoralidad de algunas de las secuencias, como esa en la que David Warbeck no se lo piensa dos veces antes de disparar a bocajarro contra una niña ya captada por las Fuerzas del Mal. En cualquier película americana el protagonista se habría debatido cuando menos con su conciencia, incapaz de disparar a quemarropa contra una niña pequeña. Aquí, en cambio, no hay piedad de ningún tipo, ni siquiera para una pobre niña.

- Las frases esotéricas de libros diabólicos repartidas por todo el metraje, algunas realmente rimbombantes y delirantes, en plan: "Woe be unto him who opens one of the Seven Gateways to Hell, because through that Gateway Evil will invade the world... and you will face the sea of darkness, and all therein that may be explored...". Y así todas.



Y ahora viene cuando la matan: ¿cómo conseguir esta insólita película? Pues hombre, hoy por hoy, difícilmente. La mejor edición, la americana de Anchor Bay, está descatalogada hace tiempo, por lo que sólo se puede conseguir de segunda mano en eBay o en el Marketplace de Amazon por cifras superiores a los 30 dólares del ala. Eso sí, incluye el famoso audiocomentario de Catriona MacColl y David Warbeck (grabado en el dormitorio de este último justo dos semanas antes de su muerte), así como entrevistas, trailers, vídeos musicales, galerías de fotos y una versión distinta del prólogo tal y como se incluyó en la copia alemana del film. Incluye pistas de doblaje y subtítulos en italiano e inglés, y es totalmente íntegra y restaurada en widescreen. Otras ediciones aceptables son la italiana de Mondo, o la holandesa de EC Entertainment. En España, ni qué decir tiene que no se ha editado jamás ni parece que haya perspectivas de ello, a menos que pilles el típico transfer cutre de VHS en alguna colección de estas de los quioscos. Es poco, pero es lo que hay. Y hombre, ya en terrenos más de andar por casa, pues la versión que rula por el eMule en castellano tampoco es mala, para estar cogida de la edición original en VHS. Por lo menos es íntegra y la calidad de imagen es más que aceptable. Muerto Fulci y muerto Warbeck, nos quedaremos para siempre con las ganas de llegar a ver BEYOND THE BEYOND, ese proyecto de secuela con el que al parecer Fulci ponía los dientes largos a sus fans de cuando en cuando, y sobre cuya existencia secreta aún se rumorea por ahí en esos foros para cinéfagos en grado extremo de perdición.

Hasta aquí el rollo de hoy. No os desesperéis, porque si esta sección sigue su curso, no será esta la última italianada que aparecerá por estos pagos. La deuda que los aficionados al cine extraño tienen (tenemos) para con la industria del país de la mozarella es enorme, y se dejará probada constancia de ello aquí por activa y por pasiva.


5 Comments:

At 10:08 PM, Anonymous Anonymous said...

Excellent, love it! » »

 
At 2:59 PM, Anonymous Anonymous said...

Enjoyed a lot! » » »

 
At 10:34 AM, Anonymous Anonymous said...

Me encantó el comentario. Difícil hallar esta peli, pero por suerte me la agencié en una versión downloable en inglés y la he disfrutado mucho. Yo recomendaría como lectura adicional el ensayo de Patricia Macormack en www.sensesofcinema.com... gracias y a seguir viendo las de Fulci. He rules!

---Dennis

 
At 5:35 AM, Blogger فروشگاه اینترنتی said...

Enjoyed a lot!. I was so fortunate to join Twice with your referall!
https://www.baneh.com
thanks

 
At 9:41 AM, Blogger amulet88 said...

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