Friday, December 30, 2005

JACK CHICK: EL EVANGELIO EN VIÑETAS

Cuando hablamos de cómic "con mensaje" es inevitable que pensemos en autores ya consagrados, como Joe Sacco o Art Spiegelman, ese tipo de autores que en vez de dedicarse a dibujar superhéroes en pijama prefieren abrirnos los ojos a los problemas y los conflictos sociopolíticos de la sociedad en que vivimos. Sin embargo, los aficionados al arte de las viñetas tienden a ser tremendamente injustos, y olvidan con frecuencia a este hombre tan peculiar, a veces desconocido para la mayor parte del público, pero cuyos tebeos llevan décadas siendo los más rentables de toda la industria viñetera. Como dibujante no vale gran cosa, y como guionista no pasa de repetir una y otra vez los mismos esquemas argumentales en cada historieta, pero eso no debería preocupar al lector de su obra, dado que no nos hallamos ante un autor al uso. Chick es algo más que un autor, es un predicador, un iluminado, un mensajero cuya función no es otra que la de propagar la palabra de Dios. Sus historias no son meros tebeos populares, son parábolas, enseñanzas bíblicas, dirigidas a todas aquellas personas confusas ante diversas situaciones de la vida. Mediante ejemplificadoras fábulas este profeta del Evangelio nos ayuda a abordar y encarar determinadas situaciones vitales con la perspectiva propia de un cristiano como Dios manda. Perteneciente al culto evangelista, la vida de Jack Chick traza una línea directa que arranca desde el compromiso cristiano de derechas de toda la vida, y se adentra en los terrenos de la militancia fundamentalista y el integrismo, para acabar despeñándose en caída libre hacia los abismos de la locura, la conspiranoia, la reclusión y el ascetismo. A sus 81 años, Chick, rabiosamente anticatólico, baptista polémico y cabeza visible del movimiento dispensacionalista, es dueño de la todopoderosa Chick Publications, una de las factorías de comics más lucrativas del planeta, si bien su imagen pública está tan oculta detrás de su imperio, tan recluida en su torre de marfil, como pudieran estarlo la de un Willy Wonka o la de un Kubrick en sus últimos años. Tal es el secreto que rodea a su vida y a su mundo que desde mediados de los setenta ni siquiera existe una fotografía suya, ni una entrevista grabada, ni un solo testimonio verificable. Por lo que yo sé, incluso podría estar muerto y seguir firmando sus comics evangélicos desde el más allá, a través de esa editorial en la que dejó todo atado y bien atado. Y eso que los hechos, por turbios que resulten, nos dicen otra cosa bien distinta...


Jack Thomas Chick nació el 13 de abril de 1924 en la ciudad de Los Angeles, que como bien saben los que hayan estado allí, es un poco como no nacer en ninguna parte. Desde pequeño fue un poco ese niño raro, ese que juega solo en los recreos, ese que se pone enfermo cada dos por tres. Un poco como quien esto suscribe, vaya, sólo que a Chick, como dice ese aforismo típicamente español, "se lo llevó el Diablo por otro camino". A Chick en realidad lo que le gustaba desde pequeño era la interpretación, y participó activamente en su grupo de teatro del Instituto, hasta que al graduarse obtuvo una beca para cursar estudios de actor en la prestigiosa Pasadena Playhouse School of Theater. Sin embargo, no queda constancia de que llegara a progresar mucho como actor, dado que nada más empezar la carrera lo alistan en el ejército y se marcha a pegar tiros en la Guerra del Pacífico. La verdad es que no me imagino yo a alguien como Chick disparando perdigonazos a los japos en la batalla de Midway, pero lo cierto es que allí estuvo, y hasta volvió sano y salvo. Su gran papel como defensor de su patria ante los pérfidos nipones le granjeó una buena reputación y un empleo digno en el teatro de la antedicha escuela de Pasadena, que fue donde conoció a la que sería su esposa, la difunta Lola Lynn.

Como con tantos otros genios del siglo XX, la clave del éxito de Chick hemos de buscarla en su mujer, un poco como la de Hitchcock. Cherchez la femme, que dirían los franceses. O en lenguaje más castizo, que más tira pelo de coño que carro de bueyes. Y es que fue precisamente Lola Lynn quien ejercería de detonante en la conversión de su esposo a la fe cristiana. Hasta entonces, Chick no era más que un chico corriente de California, pero su mujer provenía de una familia cristiana extremadamente fundamentalista, y parece ser que la madre de ésta adoctrinaba a Chick día sí día también con los Evangelios, los Salmos y las Sagradas Escrituras. Sin embargo, la verdadera llamada del Señor no llega con las preceptivas charlas de la suegra, sino con un programa de radio llamado Power from High, dirigido y presentado por el desconocido Reverendo Charles E. Fuller. Por motivos de los que no tenemos ni puta idea, Chick oye este programa e inmediatamente se postra ante la grandeza de Dios Misericordioso, y afirma haber oído la voz de Dios y estar llamado a propagar su Palabra. Y donde otros habrían salido a la calle a repartir octavillas o a gritar homilías varias con un altavoz, Chick escogió la vía del dibujo y la ilustración. Algunos dicen que esta idea proviene del serial radiofónico "Unshackled", una especie de radionovela cristiana y devota muy popular por la parte de Chicago, que lleva en antena desde los años 50. Los responsables de este show tuvieron en su día la idea de sacar una edición en tebeo de los episodios que representaban en la radio, y es un hecho constatable el que Chick ha incluido más de una vez en sus tiras referencias a este serial. Sin embargo, parece que la verdadera inspiración, por lo que él cuenta, no le llega de este serial sino, atención, del Partido Comunista Chino, que al parecer tenía la costumbre de repartir ilustraciones e historietas entre los campesinos del pueblo para ayudarles a entender mejor el profundo mensaje revolucionario.


Así pues, Chick no lo duda un instante, y ve en el noveno arte un medio perfecto para hacer llegar el mensaje de Dios a las masas. Crea entonces su compañía Chick Publications, con sede en la cocina de su casa, y su primera historieta, titulada "Why no revival?", la publica en plan amateur en su tiempo libre. Pero la cosa se le va de las manos y no tarda en pasar del fanzine al formato profesional. A lo largo de los años 70 y 80, Chick publica un total de 24 comics completos, así como innumerables tiras ejemplares, las conocidas popularmente como "Chick Tracts". Si bien estas últimas constituyen aún hoy el grueso de su obra, los comics completos incluyen historias más elaboradas y desarrolladas. Los 17 primeros comics publicados pertenecen a la serie Crusader Comics, y tienen como protagonistas a dos auténticos y genuinos "born-again Christians", uno blanco y el otro negro, que van por ahí captando fieles y redirigiendo a las ovejas descarriadas por el camino recto del Señor, amén de combatir heroicamente contra satanistas y demás siervos del Maligno. Los últimos seis comics de esta serie, en cambio, tienen como protagonista al eminente doctor Alberto Rivera, un canario al que Chick conoció en la vida real y prometió inmortalizar tras su muerte. En cada uno de los comics, y por boca del personaje de Rivera, Chick critica a los católicos en general, y al Vaticano en particular, atribuyéndoles la culpa de todos los grandes de las males de la Historia, desde las dos Guerras Mundiales hasta la homosexualidad, pasando por la masacre de Guyana, el asesinato de Abraham Lincoln, el comunismo, el nazismo y hasta el Islam (en opinión de Chick, el surgimiento del Islam se promovió desde el mismísimo seno del Vaticano para que los musulmanes destruyeran a los judíos y así poder trasladar la sede de la Iglesia Católica a Jerusalén). Como se puede observar, la carga ideológica de los comics de Chick se va haciendo cada vez más y más integrista, hasta el punto de acabar acusando literalmente a los Jesuitas de haber orquestado un complot para envenenar al verdadero Rivera y ocasionarle así el cáncer de colon que acabó con su vida. Otras proclamas habituales en los comics de Chick culpan a la Iglesia Católica de permitir la homosexualidad y el aborto, y subrayan ideas fundamentales en su doctrina, como que los Papas son en realidad personificaciones del Anticristo, que la Iglesia Católica es la "Puta del Apocalipsis", o que el Profeta Mahoma no era en realidad sino un mero títere en manos de los siempre malvados católicos.


Por si no les hubiera dado ya suficiente bacalao a los católicos, allá por el año 2000 Chick inicia una nueva serie de comics conocida como su "saga bíblica", en la que un humilde cristiano fundamentalista conocido como Bob Williams (un John Doe cualquiera), se dedica a evangelizar a la gente y a reconducir sus vidas hacia la fe y las enseñanzas del Señor, si bien este amargado personaje, al contrario que sus predecesores, a veces fracasa en sus objetivos. El caso es que a pesar del pesimismo inherente a esta nueva serie, la saga bíblica es un ejemplo más de cómo Chick sigue sembrando su semilla entre las comunidades protestantes con sus particulares visiones sobre temas como la Evolución, el Adulterio, el Sexo, los Juegos de Rol, la Homosexualidad, y como no, la Iglesia Católica .

Todos los "Chick Tracts" o tiras publicadas por Chick siguen más o menos la misma estructura argumental: se nos presenta a un grupo de personajes que podrían ser nuestros vecinos o nuestros compañeros de curro, gente normal y cotidiana con la que cualquier ciudadano occidental podría identificarse. Uno de los personajes es siempre el eje del conflicto, alguien que se debate entre obrar de una manera u obrar de otra. Evidentemente, una de las maneras es siempre la vía incorrecta del Diablo, mientras que la otra es el camino correcto de Dios. Pero eso él (o ella) lo desconoce, claro está. Junto a este personaje central, hay siempre algún personaje que trata de convencer al personaje principal para dejarse guiar por la fe cristiana, y otro que pretende disuadirle afirmando que todo eso no son más que paparruchas. normalmente es el primer orador el que suele acabar llevándose el gato algua, si bien en más de una ocasión es el segundo orador, el siervo de Satán, el que acaba convenciendo al protagonista. No obstante, en este último caso, Chick se cuida muy mucho de terminar su narración con consecuencias catastróficas para dicho protagonista, sin duda un justo castigo administrado por el Dios Todopoderoso a quienes se desvían de su virtuoso sendero. A partir de ahí, el conflicto que hace debatirse al protagonista puede ser absolutamente cualquiera, desde la música rock hasta el homicidio, pasando por el hurto, el aborto, o los Testigos de Jehová. Todo vale, siempre que su inobservancia vulnere las sagradas enseñanzas de nuestro señor Jesucristo.


A partir de mediados de los 70, la vida de Chick se transforma en un hervidero de demencia senil y oscurantismo propia de un Kubrick o un Fernan-Gómez. Se vuelve extremadamente reservado, se niega a conceder entrevistas a la prensa, y las pocas veces que ha podido arrancársele algún comentario se ha puesto hecho un basilisco y no han pasado más de cinco minutos sin que se ponga automáticamente a jurar en hebreo contra los católicos, el Vaticano y demás lugares comunes. Tan misteriosa ha sido su presencia como artista y editor que muchos aficionados al cómic han llegado incluso a postular la teoría de que en realidad lleva años muerto, o incluso de que jamás ha existido, habiendo sido su firma como "Jack Chick" un mero seudónimo o marca de fábrica con la que firmarían sus tiras diversos guionistas y dibujantes contratados a sueldo por la editorial. Los datos oficiales, sin embargo, nos revelan que aunque Chick no se deje ver en público, hay varios suscriptores de sus publicaciones a los que ha enviado cintas de cassette grabadas con su propia voz. Según estos iluminados, la mujer de Chick, Lola Lynn, habría muerto en 1998, y desde entonces Chick habría vuelto a casarse con alguna jovencita asiática de buen ver, imaginamos que por aquello de enseñar el mensaje del Señor a estas promiscuas damas de Asia Menor que a veces se dejan llevar y acaban donde suelen acabar. Se sabe también que desde 1985 Chick dejó de dibujar sus propios tebeos, trasladando esta laboriosa función a un tal Fred Carter, que habría sido el encargado del apartado gráfico del grueso de la obra de Chick de las últimas dos décadas. A lo largo de todos estos años, Chick se habría limitado a escribir las historias de sus tiras, al mismo tiempo que su recalcitrante vena anti-católica iba tornándose más y más destructiva con la edad. De hecho, en los últimos años Chick ha reeditado material original publicado hará más de una veintena de años pero readaptándolo a su cambiante visión del Vaticano: donde antes se representaba al Anticristo como un tío normal con traje de ejecutivo y corbata (una visión más que acertada a mi juicio, aunque sea sólo simbólicamente), ahora aparece el mismísimo Papa Juan Pablo II; o donde antes aparecían meros discursos basados en el mensaje del Señor, ahora podemos leer encendidas e iracundas soflamas anti-católicas, según las cuales la Iglesia Católica Romana sería en realidad una prolongación secreta de los horrendos cultos babilónicos. Y así con todo.


Durante todos estos años, la única persona que parece haber entrevistado en la vida real a Jack Chick es un tal Jimmy Akin, una especie de blogger ultracatólico y portavoz de la bizarra asociación Catholic Answers. Según lo que afirma este hombre (porque reconozcámoslo, su testimonio en el fondo es tan fiable como las cien mil criptoteorías sobre la no existencia de Chick, o como los propios "comunicados oficiales" emitidos por Chick Publications presuntamente rubricados por el propio Chick), el autor de las viñetas que nos ocupan le habría recibido y atendido sus ruegos y preguntas durante el preestreno de la película LIGHT OF THE WORLD, basada en la obra de Jack Chick, que tuvo lugar en Ontario, California. Akin describe a Chick como un hombre educado y amable, y admite que comportó correctamente en todo momento, hasta que Akin mencionó su condición de católico, momento en el cual Chick perdió nuevamente los estribos y se dedicó a acusarle de ser un espía de los jesuitas, al tiempo que afirmaba estar literalmente "en guerra contra los católicos y contra el Vaticano". Esta entrevista, real o no, puede leerse en su integridad aquí mismito.

Uno de los últimos comunicados publicado en la web de Chick Publications, perteneciente al mes de septiembre de 2005, informa de que recientemente Chick contrajo una gripe que se le complicó, acarreándole una neunomía grave. Su nivel de azúcar le bajó considerablemente (al parecer Chick es diabético), por lo que su mujer llamó a una ambulancia para que se lo llevaran al hospital, de tal suerte que justo según se lo llevaban para allá nuestro entregado predicador sufrió un paro cardíaco. Pese a todo este cúmulo de desgracias, parece que el Todopoderoso considera que el señor Chick aún tiene que seguir evangelizando al rebaño en este valle de lágrimas, dado que sobrevivió gracias a un triple bypass que le practicaron a tiempo. Si la teoría sobre su inexistencia fuese cierta, podríamos pensar que los auténticos y acaudalados cerebros que regenten hoy por hoy Chick Publications estarían tratando de matar a este lucrativo personaje de ficción de cara a alguna futura reorientación del negocio (qué cojones, al fin y al cabo el tío tiene 81 años, que digo yo que tarde o temprano tendrá que palmarla a menos que quieran explotar a la gallina de los huevos de oro hasta lo inverosimil). El caso es que mientras Chick no sea llamado a ocupar su privilegiado puesto en el Reino de los Cielos, ahí seguirá dando caña con sus historietas del apostolado. Su última creación es una serie de Chick Tracts adaptadas para niños (las llamadas Children's Series) en las que una niña repelente conocida como la Pequeña Susy se dedica a rebatir los diversos argumentos con los que su profesora, una tal Miss Henn, los educa en la escuela. Esto le sirve a Chick para predicar enérgicamente contra el sistema educativo norteamericano y la pérdida de los valores, recordándonos a todos que la teoría darwinista de la evolución es una falacia, que las prácticas homosexuales son abominables, y que se está educando a los niños americanos para celebrar tradiciones paganas y heréticas como Halloween, sin duda una blasfemia para los cristianos "comme il faut".


Si tras leer todo este sindios alguien aún tiene ganas de adquirir los comics de este genio de la promoción, lamento decirle que lo va a tener jodido. El medio más lógico para acceder, hoy por hoy, a la obra de Jack Chick es a través de los múltiples Chick Tracts publicados en la web de su editorial. Los tebeos físicos propiamente dichos sólo pueden comprarse directamente a la propia editorial a través de Internet, o a través de diversas Iglesias Evangélicas que distribuyen sus panfletos. Por desgracia, la web está pensada para este tipo de mayoristas beatos, por lo que obliga a hacer un pedido mínimo de 25 ejemplares de un mismo cómic, convirtiendo así al comprador en otro distribuidor más del mensaje de Chick. En el fondo, todo se hace por mera devoción hacia Dios, el hecho de que luego la empresa se lucre es algo absolutamente secundario que para nada debe preocupar a las buenas personas cristianas. Al fin y al cabo, y gracias a esta distribución a gran escala, Chick es hoy por hoy uno de los autores de cómic más leídos, sus tiras se publican en más de 100 idiomas, y hasta el mismísimo Museo Smithsonian conserva y exhibe historietas originales de Chick como obras de arte especialmente representativas del pueblo americano.


En lo concerniente al público de la red de redes, no le faltan a este ilustre californiano todo tipo de seguidores, desde escritores que consagran ensayos de divulgación enteros a su obra, hasta testimonios de auténticos conversos que han visto la luz gracias a los tebeos de Chick. Claro que luego también hay quien los pone a caer de un burro, y hasta quien los deforma para su propio interés, sin duda desde una perspectiva ególatra y anti-cristiana que no merece el más mínimo de nuestros respetos. Y es que si empezamos así, pues ya vamos apañaos. Joder, si es que hasta hay quien se ha apropiado de su inconfundible sello de fábrica para advertirnos de los peligros que implican los mitos de Chtulhu... En fin, qué desastre, el pobre Chick dedicando toda una vida a salvarnos del Pecado y de la Perdición y nosotros así se lo agradecemos... Pero bueno, al menos en la medida que sea posible, vaya desde aquí mi pequeño interludio consagrado a su figura.

Monday, December 26, 2005

FELIZ NAVIDAD...¿O NO?

Ha querido la providencia que la inauguración de este blog coincidiera con la celebración de las siempre felices fiestas de Navidad. Es por ello que este post deberá ser también un poco navideño, por aquello de llevar el sello y la huella de la época en la que se escribió. A la hora de posicionarse respecto al fenómeno navideño, existen dos tendencias mayoritarias: la de aquellos a los que les encanta la Navidad, y se desviven con los regalos, y la iluminación de las calles, y la cabalgata de los Reyes Magos y los turrones y mazapanes; y por otro lado, la de aquellos que odian la Navidad y que cada año se sumen en profundas depresiones y venadas misantrópicas causadas por deleznables comportamientos sociales, como las putas comidas familiares de todos los putos años, las hordas de zombies consumidores que abarrotan las calles con bolsas del Zara y del Corte Inglés, el puto Olentzero que reparte folletos de la perfumería de turno... Yo, por si no ha quedado claro, pertenezco a este segundo grupo. Pero que no se inquiete nadie: no voy a ponerme aquí a narrar mis desvaríos varios sobre cuánto odio la Navidad, o sobre la hipocresía consumista navideña, o sobre esa falsa y artificial sensación de felicidad que se genera a base de decorados y lucecitas, de belenes y árboles de navidad... No, en ningún caso. Para hablar sobre ello ya habrá por ahí otros blogs de jóvenes socialmente comprometidos y de izquierdas que denuncien con más acierto que yo estos lamentables hechos, dado que yo tengo ya una edad casi bíblica para andarme con pataleos de este tipo. Sí que me gustaría, en cambio, hacer hincapié en los orígenes de esta fiesta tan popular, y en si todo esto tiene realmente algún sentido. Porque vale que la gente lleve durante siglos celebrando esta festividad, pero ¿por qué lo hacen? ¿de dónde viene tan singular costumbre? y lo más importante, ¿por qué precisamente este puto día?

El caso es que la otra noche, charlaba yo con el Diplomaster mientras esperábamos al metro, cuando éste último me reveló el absurdo hecho de que en realidad, todo esto del aniversario del nacimiento de Cristo es una falacia, y que en realidad dicho advenimiento, de haber acontecido, ni de coña podría haber sido hace exactamente 2005 años, sino que tendría que haber sido imperativamente o bien unos años después, o bien unos años antes. Y que en realidad, incluso la propia fecha del 25 de diciembre es tan aleatoria y arbitraria como cualquiera que me pueda inventar yo. Escandalizado por este engaño secular al que nos han sometido durante miles de años a todos los ciudadanos de Occidente, me decidí a indagar en estas burdas afirmaciones para ver qué había de cierto en ellas. Porque si tal y como aseveraba mi infiel interlocutor, Cristo no había nacido el 25 de diciembre de hace 2005 años, ¿qué cojones hacíamos tantos millones de personas comprando el jamón y la merluza en salsa precisamente en estas fechas? ¿Se trataba quizás de algún engaño masivo a toda la humanidad por parte de los alienígenas o el Gobierno de los USA?


Pues después de todo, al final va a ser que sí. Estudiemos el caso con atención: al parecer, las primeras fuentes que dan noticia de este hecho tan importante para los seres humanos no mencionan cuándo sucedió exactamente, lo cual ya de por sí resulta de lo más impreciso. Las únicas fuentes fiables (dentro de la fiabilidad que pueda tener un texto de hace dos mil años que documenta fenómenos como los ángeles o la inmaculada concepción, claro) son concretamente el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Lucas. El primero describe que en la infancia de Cristo aconteció la famosa masacre de niños por parte del pérfido Herodes, masacre esta de la que Jesús se habría librado, teóricamente, porque sus padres se lo llevaron a Egipto huyendo de tan destructiva furia asesina. Lucas, en cambio, fecha el feliz acontecimiento como contemporáneo a no sé qué coño de censo romano que se llevó a cabo bajo el reinado de Publius Sulpicius Quirinius, a la sazón gobernador romano de Siria. Se ha intentado también fechar el acontecimiento en función de otros sucesos, como la aparición de la Estrella de Belén y demás, pero al parecer los astrónomos más eruditos, como el eminente doctor Jauregi de la Universidad de Ljubljana, Eslovenia, afirman que las posibilidades de llegar a saber de qué coño de astro se trataba realmente y de qué día exacto se vio en el cielo oscilan entre cero y cero coma cero. Por lo cual, son estos dos hechos los que se toman como referencia.



Para mayor descojono, estos dos hechos son a todas luces incompatibles históricamente. Si hemos de hacer caso a los textos de Flavius Josephus, que era un astrónomo judío de hace más años que la parrala, tras la muerte de Herodes aconteció un insólito eclipse lunar, que en opinión de los astrónomos actuales de la NASA sólo pudo tener lugar en el año 4 antes de Cristo, de lo que se deduce que Herodes murío en ese mismo año. Y claro, si Jesús huyó de la masacre de Herodes cuando éste aún estaba vivo, habremos de concluir que en realidad Jesús ya vivía bastante antes, aproximadamente desde el año 6 antes de Cristo. Pero he aquí que si hemos de hacer caso a Lucas y a su relato del censo romano, nos encontramos con que dicho censo no tuvo lugar hasta el año 6 después de Cristo, con lo que Jesús no habría nacido hasta ese año. O sea, que parece bastante obvio que este nacimiento tuvo lugar o bien 6 años antes o bien 6 años después, pero en ningún caso en el año en el que supuestamente sucedió (nótese que el año Cero directamente no existió, dado que en aquella remota época no manejaban conceptos matemáticos tan elevados, como mucho sumas y restas y poco más).


¿Y entonces por qué hostias manejamos este calendario si la mera referencia por la que se rige ya es incorrecta? Pues muy fácil: porque en realidad, este calendario no empezó a utilizarse cuando nació Jesús, por motivos obvios, sino allá por el siglo 6, que fue cuando el gran Dionisius Exiguus decidió utilizar el nacimiento de Cristo como referencia para el calendario, de tal suerte que el muy cenutrio SE EQUIVOCÓ y calculó mal la fecha de la muerte de Herodes, y claro, a partir de ahí todo mal. Yo esto de verdad que no lo entiendo, es decir, no entiendo cómo un señor que se supone que va a tomar una decisión que va a regir los destinos de todo Occidente durante miles de años no ponga un poco más de cuidado en lo que hace. Estoy seguro de que otras religiones y sectas son más rigurosos en sus cálculos históricos. Los cristianos, en cambio, miden su historia mediante criterios de un tío aleatorio que encima se equivocó al hacer la suma, cojones, es que es de chiste. Una cosa es hacer mal un calendario de estos de promoción que te dan en la peluquería. Sin ir más lejos a mí, hace un par de años, en la oficina me regalaron un calendario de Imprenta Guimerá para el 2004 que tenía el mes de enero mal porque se habían equivocado en un día, y claro, el resto de los meses ya todos mal, que también manda huevos que se equivoquen en el primer mes, pero bueno (que por cierto, un amigo me comentó que la misma imprenta había hecho los de su curro y estaba todo el mes de agosto mal, qué absurdo). Pero ya que el monje Dioniso este se equivoque al establecer el calendario que conducirá las vidas de TODA LA CRISTIANDAD, pues a lo mejor es un poco LA GRAN CAGADA. Ya me estoy imaginando al tío: "Anda, si me he equivocao..., bueno, es igual, por seis años...". Claro, es que hace 1.600 años pues no tenían el Excel y estos cálculos los hacían así a manopla, y a lo mejor el monje este, eufórico por su estado de revelación divina, pues cometió un pequeño lapsus en la llevada de la resta y la cagó. Sin embargo, esto no supone impedimento alguno para que las sociedades desarrolladas sigamos celebrando este aniversario ficticio como si tal cosa y bendiciendo los alimentos de la mesa con el ya clásico pareado "el niño Jesús que nació en Belén, que bendiga esta mesa amén".



Y si el cálculo del año en que nació Jesús ya acarrea notables contradicciones, para qué hablar ya del cálculo del día exacto de su nacimiento, que aquí ya si que hay montado un pifostio en el que intervienen catorce mil teorías distintas, y claro, ya ni Dios sabe cuando coño nació. Por ejemplo, hay quienes afirman que la fecha correcta de su advenimiento fue el 25 de noviembre, dado que al parecer Jesús nació durante el período vacacional judío según el calendario juliano. Otros, en el colmo de la herejía, miden la cronología de la vida del Mesías mediante el Calendario Egipcio, según el cual Jesús habría nacido el 20 de mayo, pero luego resulta que algunas corrientes gnósticas, guiándose también por el mismo calendario, sostienen que no, que en realidad la fecha correcta sería el 19 o 20 de abril. Evidentemente, todas estas teorías eran consideradas horriblemente blasfemas por el excelentísimo Clemente de Alejandría, si bien éste a su vez afirmaba que la fecha en cuestión era ¡el 17 de noviembre! (no me preguntéis en qué se basaba para llegar a esta conclusión). Y eso por no hablar de que durante cientos de años, los cristianos estuvieron celebrando esta festividad el día 6 de enero (aún a mediados del siglo IV se celebraba conjuntamente con las Bodas de Caná), y que cuando adoptaron definitivamente el 25 de diciembre como fecha oficial, ya hubo hordas de fieles sirios y armenios que tildaron a los romanos de herejes y de adoradores del sol y de no sé cuántas otras cosas. Y lo cierto es que algo de verdad debía de haber en aquellas acusaciones, porque hoy en día está bastante aceptado que el único motivo para acabar aceptando la festividad del 25 de diciembre fue que al coincidir con el solsticio de invierno, encajaba de puta madre en el calendario festivo romano, dado que ellos ya celebraban anteriormente su festividad pagana ese mismo día, y claro, cuando llegó la moda de los cristianos no tenían más que cambiar una por otra y ya está. Luego evidentemente a lo largo de los siglos la Iglesia ha tratado de justificar esta festividad mediante las más peregrinas teorías, como lo de que los profetas del Antiguo Testamento debían morir en el aniversario de su concepción (Jesus murió en Viernes Santo, por lo que de haber sido concebido en esa misma fecha habría nacido nueve meses después, o sea, en Navidad), o los cálculos absurdos de la Anunciación de San Juan Bautista, la Epifanía y la madre que los parió. Total: que no tienen ni puta idea.



De todo lo cual, se concluye que en realidad los cristianos se están dedicando durante siglos a celebrar un acontecimiento que: A) no se sabe siquiera si sucedió; B) en el hipotético caso de que sucediera, no se sabe cuándo coño fue, por lo que difícilmente podría establecerse un aniversario en condiciones; C) se sabe a ciencia cierta que NO FUE el día concreto que está reconocido como tal; y D) se celebra únicamente porque a los romanos hace dos mil años se les ocurrió que era un día idóneo, dado que coincidía con el solsticio de invierno. Y eso por no hablar de que durante toda su vida viven en el año equivocado de un calendario que para más inri está mal hecho porque hace mil seiscientos años un monje rumano se equivocó al hacer una resta. Con esto, claro está, no quiero disuadir a la gente de comer los polvorones y los turrones, pero por lo menos, si puede ser, convendría desmitificar un poco el jaleo este de la Navidad y dejar de hacer el gilipollas año tras año con el traje de Papá Noel y la boina del Olentzero. Porque seamos serios, esto de la Navidad es una puta mierda en la que uno tiene que preocuparse por comprar miles de regalos, cumplir con miles de compromisos familiares, gastar cientos de euros en comida y presentes, soportar la sempiterna iconografía navideña, aguantar al siempre irritante individuo beodo con el confeti y la botella de cava, los petardos, los fuegos artificiales, el montar y desmontar el nacimiento, el decorar el árbol, el ver la peor programación del mundo en la tele y la peor cartelera en el cine, los putos lunch y cenas de la oficina, las incontables amistades que te venden loterías y rifas de cestas (me cago en las putas cestas de la puta mierda), y otra serie de molestias de lo más incómodas cuya razón de ser es tan absurda que parece increíble que todos los humanos judeocristianos hayamos caído en el timo como pazguatos. Yo por mi parte propongo que nos pasemos todos de golpe al calendario chino o al hebreo, que total seguro que no van a estar peor que el nuestro, y que mandemos el gregoriano a tomar por culo de una puta vez ya. Cojones.


Lamento el tono agresivo y ordinario de este post inaugural, pero es que me ha tocado en un día malo. Descuidad, para el próximo post abreviaré y pondré algo más ligerito, no sé, unas fotos de tías en bolas o un power point de chistes. Probablemente nada de lo que se ha dicho aquí os interesará lo más mínimo a quienes estéis leyendo esto a las ocho y media de la mañana en vuestro puesto de trabajo, así que olvidadlo todo y haced como si no hubiera existido.



Thursday, December 22, 2005

LAS VOCES ME OBLIGARON A HACERLO...

Juro que yo no quería. Una irritante vocecilla perturbaba mi sueño y retumbaba en mi cabeza, gimiendo "no, no lo hagas, mantén la fe...". Pero ya se sabe cómo son estas cosas. Un poco como lo de "nunca me compraré un móvil", o como lo de "voy a dejar de beber". Una de esas ideas que en tu mente parecen irrefutablemente obvias, pero que cuando se enfrenta uno a la realidad palpable, sin saber ni cómo, acaba uno haciendo justo lo opuesto a lo que en un principio había decidido. El cerebro, en realidad, legisla para un poder de voluntad demasiado proclive a la corrupción. Podría decir que perdí una apuesta, que era joven e inexperto, que necesitaba el dinero... Podría decir incluso que fui obligado a hacerlo bajo amenaza de que recayera sobre mí toda la ira de los dioses. Pero el origen de esto, en realidad, es mucho más corrientito: bastaron unas embriagadoras palabras de elogio susurradas al oído, una propuesta ruin pero tentadora, un "venga, tonto, que te va a gustar"... Bueno, eso, y cuarto de litro de lambrusco con un poquito de pacharán y otro poquito de orujo... Pero bueno, no es necesario indagar en cuestiones que ahora mismo no vienen al caso. Ahora lo importante es saber qué coño voy a meter en el invento este del blog (se admiten sugerencias), si va a tener algún tipo de continuidad (no descarto aburrirme en el cuarto post y olvidarme del tema para siempre), y lo más importante, si esto realmente lo va a leer alguien. Aunque sea mi madre. Porque analicemos esto con sensatez: ¿qué sentido tiene que alguien pierda el tiempo en leer esto, salvo que sea por compromiso? Bueno, pues eso es lo que tenemos que averiguar a partir de ahora. Invertiremos el esquema emisor-receptor para adaptarnos a las exigencias del público y a los ratings de audiencia de la blogosfera. Por el momento, y para ver si influyo algo en el share, voy a ir enseñándole a mi madre cómo se entra en esto de la página web...